En el Establecimiento Penitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Ocaña (Norte de Santander), el microfútbol ha dejado de ser solo un deporte para convertirse en un verdadero motor de transformación, motivación y crecimiento personal para las privadas de la libertad.

Gracias a una serie de encuentros deportivos organizados con equipos externos, las privadas de la libertad han encontrado en el deporte una oportunidad para integrarse, compartir experiencias, fortalecer habilidades y, por un momento, dejar de lado las dificultades propias del contexto carcelario. Estos espacios recreativos han permitido generar vínculos positivos entre las participantes, demostrando que el deporte es un lenguaje universal capaz de romper barreras y abrir caminos hacia el cambio.

“En el deporte no solo se trata de ganar o perder. Se trata de crecer, aprender, compartir y dar lo mejor de ti en cada paso, en cada juego y en cada intento”, manifestaron las privadas de la libertad, resaltando el valor del trabajo en equipo, la disciplina y la fuerza de voluntad como claves no solo dentro de la cancha, sino también en la vida cotidiana.

Desde el establecimiento se reafirma el compromiso con el bienestar integral del personal privado de la libertad, promoviendo estas actividades como herramientas fundamentales dentro del proceso de resocialización. El microfútbol, más allá de ser un pasatiempo, se convierte así en una vía para fortalecer el espíritu, fomentar la convivencia y brindar esperanza a quienes buscan reescribir su historia.

En Ocaña, el poder del deporte sigue demostrando que la libertad también se puede construir desde adentro.